A medida que las dinámicas geopolíticas evolucionan, tanto a nivel internacional, como local, es esencial comprender los horizontes que se presentan para el país en el ámbito de la cooperación. 

Este punto de inflexión ha sido impulsado en gran medida por el ingreso de Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un hito que está transformando significativamente la dinámica de la cooperación, en especial en términos de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Este hecho no solo reconoció los avances significativos en áreas económicas y gubernamentales, sino que también puso de relieve la madurez de Colombia como actor en el ámbito internacional. Este reconocimiento otorgó a Colombia un nuevo estatus, de país de renta media, que ha tenido un impacto directo en la forma en que los principales actores y donantes de la cooperación internacional la consideran.

Esto que no es nuevo, se ha tornado un elemento clave para comprender qué horizontes deparan, en la materia, al país andino. Históricamente, Colombia ha sido receptor de asistencia internacional para abordar desafíos como el conflicto armado, la pobreza y la desigualdad. Sin embargo, el ingreso a la OCDE ha desencadenado un proceso de transición hacia una mayor autosuficiencia y una cooperación más enfocada en la co-creación de soluciones. Esto esta provocando un cambio en la dinámica de la cooperación, ya que Colombia pasa de ser principalmente receptor de ayuda a convertirse en un actor activo en la definición de su propia agenda de desarrollo.

Algunos temas y consideraciones se resumen a continuación:

1. Un tema álgido para el mayor cooperante del norte, Estados Unidos, es la cooperación. Existe una coincidencia bipartidista norteamericana de no recibir más migración masiva, irregular y desordenada.
   Esto abre una oportunidad para Colombia en la atención e integración socioeconómica de las olas migratorias venezolanas que buscan Norteamérica pasando por el hoy mal llamado tapón del Darién. 
   
   
2. La paz sigue siendo el activo más preciado de Colombia a nivel global.
   En primer lugar, se encuentran todas las oportunidades que abrió el Acuerdo de Paz de 2016 que seguirá siendo bloque constitucional al menos hasta 2031. Esto significa que la cooperación, en este caso, está orientada a dar cumplimiento a la implementación del acuerdo. 
   
   
3. En relación con la paz, habrá que ver qué oportunidades abren los diferentes acuerdos y negociaciones que se logren alcanzar en el marco de la política de paz total del Gobierno Nacional.
   Sin dudas esta política ha generado una expectativa extraordinaria tanto a nivel multi como bilateral y abre un nuevo horizonte en relación con los fondos que se puedan atraer. 
   
4. No se puede olvidar la agenda que el Gobierno ha abierto en relación con la transición energética y el cambio climático centrada en la Amazonía.
   Si bien ha habido grandes oportunidades en relación con la conservación, el desarrollo de economías ambientales y la lucha contra la deforestación, seguirá siendo esta una prioridad para los socios europeos de Colombia.
   Aquí es clave la articulación con las agencias e instituciones que integran el sistema de protección ambientales y el desarrollo sostenible, pues las oportunidades que están por venir transitan de la cooperación tradicional por proyectos hacia un sistema de pagos por resultados: por cumplimiento de hitos en la política o por reducción de las emisiones de carbono. 
   

Estos temas, no quiere decir que no se encuentre oportunidades en otras áreas del desarrollo u otros ámbitos, sin embargo, si definen las prioridades en la agenda pública. La interpretación de las señales gubernamentales es esencial, ya que, en términos de ayuda oficial al desarrollo, la voluntad del Gobierno modula y orienta la acción de los países cooperantes en Colombia. 

Por último, a medida que Colombia se adentra en esta nueva era de cooperación internacional, es esencial comprender cómo estas dinámicas cambiantes están redefiniendo su papel en la región y cómo pueden aprovecharse para impulsar el desarrollo sostenible. La clave está en la visión estratégica y la colaboración efectiva para una transición hacia una economía más sostenible y el bienestar de su población.